el hombre que no
sabía mentir
aquel
miedo en tus ojos:
lo
recuerdo algunas tardes…
cuando,
sentada en la cama,
abatida
por la enfermedad,
me
preguntabas:
¿crees
que me voy a morir?
y
yo te decía que no,
no
ibas a morir
sabiendo
que sí,
que
ibas a claudicar
en
breve
y
rezando por dentro
para
que no descubrieras
la
mentira en mis pupilas.
José
Angel Barrueco, Inédito
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