Los habitantes del
antiguo Egipto hacían duelo por la muerte de un gato y se afeitaban las cejas.
¿Y por qué no iba a ser la muerte de un gato tan dolorosa y sentida como otra
muerte cualquiera? Las muertes pequeñas son las más tristes, tristes como la muerte
de los monos (William S. Burroughs, Gato
encerrado).
[En memoria del gatito de mi hermana, al que ella ha
encontrado muerto esta misma mañana, justo después de celebrar anoche su
cumpleaños. Ahora vuelve a estar sola. No le ha durado mucho la compañía; menos
de un año].