Mi madre se enamoró totalmente de Mickey Rourke al verlo en la película Rumble Fish (La ley de la calle), donde era "El Chico de la Motocicleta" (imágenes sobre estas líneas). El impacto fue tremendo. Por entonces ella sólo tenía 30 años. El Mickey Rourke que le gustaba era el de los 80, el que encadenó Rumble Fish, Manhattan Sur, Nueve semanas y media (tercera foto), El corazón del ángel (cuarta foto), Réquiem por los que van a morir, Barfly, Homeboy o Francesco. El Mickey Rourke en plena forma: guaperas, flaco, elegante, desaliñado, enorme actor que durante esos años trabajó con Coppla, Michael Cimino, Alan Parker, Barbet Schroeder, Liliana Cavani... Luego llegaron los 90 y, con ellos, Carré Otis y el boxeo y los malos proyectos y las drogas y el alcohol, y, por tanto, el declive físico, moral y profesional. Entonces vino la decepción: el tipo que le gustaba a mi madre no se parecía ya ni a su sombra. Por fortuna, vivió lo suficiente para ver su resurrección profesional (la física ya no la arregla ni todo el oro del mundo en operaciones de cirugía): Sin City, El luchador, etc. Pero creo que, para ella, siempre fue "The Motorcycle Boy".
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