


Tenemos unas cuantas fotografías de las ventas de camisetas y los abanicos pintados a mano, y de los grabados y láminas y demás artesanía que mi madre y dos de sus más queridos amigos, Lola Santos y Manuel Ángel Delgado (en las imágenes aparecen los tres), vendían en los mercados medievales de distintas ciudades. A mí me regaló una de esas camisetas: una prenda negra en la que había pintado una cruz hecha de recortes de periódico.
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